lunes, 30 de noviembre de 2015
Satisfacción eterna
Y restos de lágrimas en las mejillas se le secaban mientras avanzaba por el pasillo.
La nota que había enviado el equipo de rescate: "Encontrado a siete mil quinientos metros de altura. Sin constantes vitales; pero sonriendo y con restos de lágrimas en sus mejillas congeladas." no le dejó lugar a dudas en su decisión.
- Que descanse en la cumbre- había dicho mientras salía de la habitación.
domingo, 29 de noviembre de 2015
Lágrimas de Sangre
Imagen de Charis Cavera |
Y de
repente estaba ahí. Fuerte, robusto, con una belleza que no conocía límites y
cargado de riquezas impensables.
Unos
dicen que apareció entre la bruma de una explosión; otros que una mano
misteriosa le dejó en ese lugar.
Sea
como fuere ahí estaba. Vagando. Solitario.
El
tiempo iba pasando y su belleza y su riqueza lejos de empequeñecer no hacían
sino aumentar, y él vagaba...orgulloso, pero solitario. Hasta que llegó un
momento en que ese orgullo se convirtió en rabia y
esa soledad en pesadumbre. ¿De qué le servía tanta majestuosidad si no tenía
con quién compartirla?
Aquella
situación le llegó a provocar tal desazón que enfureció, y así, convirtió su
belleza en poder y sus riquezas en armas.
Durante
mucho tiempo batalló contra sí mismo convirtiéndose en verdugo y víctima de su
propio poder.
Heridas
abiertas que llenaron su cuerpo de protuberancias, líquido anegando todas sus
cavidades y orificios abiertos que desde lo más profundo vomitaban toda su ira
fue lo que quedó después de aquella larga contienda.
Calmado
por la extenuación de aquella ferocidad y cuando ya se había resignado a su
vida en solitario se dio cuenta de que un pequeñito ser, como queriendo huir de
un ahogamiento seguro, luchaba por salir de una de esas cavidades anegadas.
Al
fin tenía compañía, alguien con quien compartir su riqueza y que agradecido
admiraría su belleza. No lo dudó ni un instante y con mimo y todos los medios a
su alcance ayudó a ese ser para que no pereciera.
Y
quiso el destino que aquellos dos seres vivieran unidos por el resto de sus
días.
El
uno, con el único fin de que aquella pequeña criatura creciese, evolucionase y
le acompañase en su andadura puso a su disposición, y sin condición alguna,
todo cuanto poseía: refugio donde guarecerse en las frías noches, agua de los
más ricos y hermosos manantiales, alimento con qué saciar su hambre y el aire
más puro y limpio que existía en el universo.
Así
fue pasando el tiempo hasta que ese ser pequeñito, víctima de su propia
evolución, creyó ser más fuerte, inteligente y superior que aquel que le vio
nacer.
Ya
no tomaba las cosas con respeto como había hecho al principio de los tiempos.
Ya no las consideraba un regalo, simplemente le pertenecían.
Cuanta
más riqueza conseguía más crecía su avaricia y cegado por ella no se detuvo ante
nada. Tenía que satisfacer su ambición por encima de todo.
Contaminó
las aguas, quemó los bosques, ensució el aire, manipulo los alimentos y hasta
olvidó quién era su creador. Le maltrató, le castigó, le vapuleó, le hirió y le
sodomizó.
Este,
agonizante, sólo pensó en defenderse de aquella creación que acabó
convirtiéndose en su propio cáncer.
Y
así, el planeta Tierra, hoy es brutalmente asolado por erupciones volcánicas,
huracanes, inundaciones, terremotos y un sinfín de catástrofes que no son sino las
lágrimas de sangre de este, mi querido planeta.
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